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Una hora de jardinería puede transformar tu salud física y mental

Nuevas investigaciones destacan cómo trabajar en el jardín no solo quema calorías, sino que reduce el estrés, mejora el ánimo y podría disminuir el riesgo de enfermedades crónicas y cognitivas.

Pasar tiempo en el jardín ya no es solo un pasatiempo agradable: se ha convertido en una práctica con beneficios comprobados para el bienestar integral. Según un reciente informe difundido por Bioguía, dedicar apenas una hora a actividades como plantar, podar o regar puede generar cambios significativos en el cuerpo y la mente.

La jardinería, frecuentemente subestimada como actividad física, es considerada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos como un ejercicio de intensidad moderada. Esto implica que quienes realizan alrededor de 2,5 horas semanales pueden obtener beneficios similares a los de caminar a paso ligero o montar en bicicleta. En términos concretos, las tareas en el jardín permiten quemar desde 120 calorías por hora al regar plantas, hasta 600 calorías en labores más intensas como el paisajismo. Estas actividades colaboran en la prevención de obesidad, diabetes tipo 2, osteoporosis, hipertensión, enfermedades cardíacas e incluso ciertos tipos de cáncer.

Pero los beneficios no terminan en el plano físico. La llamada terapia hortícola, que utiliza el contacto con la naturaleza como herramienta terapéutica, muestra resultados contundentes. Un estudio realizado en Australia durante 16 años con más de 2.800 personas mayores de 60 años reveló que quienes realizaban tareas de jardinería tenían hasta un 36 % menos de riesgo de desarrollar demencia. Además, investigaciones en los Países Bajos demostraron que, tras una situación estresante, las personas que se dedicaban a la jardinería presentaban niveles más bajos de cortisol la hormona del estrés que aquellas que optaban por actividades más pasivas como la lectura.

Un meta-análisis de 2017 refuerza esta tendencia al señalar que la jardinería contribuye a reducir la ansiedad y la depresión, mejorar la calidad de vida, potenciar la función cognitiva y fortalecer el sentido de comunidad. Lo que parece una tarea simple se convierte, así, en una actividad profundamente beneficiosa para la salud emocional.

Aun con estos aportes positivos, los especialistas recomiendan practicar jardinería con responsabilidad: evitar sobreesfuerzos, proteger la piel del sol, mantener una buena hidratación y, en caso de no estar acostumbrado a la actividad física, consultar previamente a un profesional de la salud.

En un mundo cada vez más acelerado, volver a la tierra y dedicarle tiempo al cuidado de las plantas no solo embellece el entorno: también puede ser una herramienta poderosa para transformar el bienestar cotidiano.

Por: María Lorena Belotti

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