
La pobreza bajó, pero la precariedad persiste: los nuevos datos de la UCA para 2025
Según el informe divulgado por la UCA basado en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), para el tercer trimestre de 2025 la pobreza en Argentina medido por ingresos se ubicó en 36,3%, mientras que la indigencia alcanzó el 6,8%.
Estas cifras representan una caída importante respecto al mismo período del año anterior, cuando la pobreza había llegado al 45,6% y la indigencia al 11,2 % sus niveles más altos desde 2005.
No obstante, los responsables del estudio advierten que esta mejora estadística no necesariamente se traduce en una recuperación real del bienestar. Explican que parte de la baja registrada podría explicarse por ajustes metodológicos en la captación de ingresos de la encuesta, lo que influye en los resultados.
El informe titulado “Estrés y bienestar en una Argentina en transición” describe un escenario contradictorio: a pesar de la estabilización macroeconómica con precios más ordenados tras un ajuste en 2023 un número significativo de hogares continúa enfrentando dificultades. Muchas familias reportan ingresos insuficientes, deterioro en la calidad del empleo, estrés económico persistente y niveles elevados de inseguridad alimentaria.
Según los análisis de la UCA, la mejora se concentra mayormente en los sectores medios y medio-bajos; mientras tanto, los hogares en los estratos socioeconómicos más bajos siguen sufriendo la cronicidad de la precariedad. En particular, la afiliación al sistema de seguridad social aún es baja: cerca de un tercio de los hogares no están registrados, lo que deja a muchas familias vulnerables ante enfermedades, desempleo o crisis económicas.
Los datos plantean una pregunta fundamental para el Gobierno y la sociedad: ¿es suficiente la recuperación macroeconómica para revertir desigualdades profundas y restituir dignidad material y seguridad a los hogares que hacen malabares para llegar a fin de mes? En opinión de los expertos del ODSA, estabilizar precios o contener la inflación es necesario, pero no alcanza. Hacen falta políticas públicas de empleo, ingreso, vivienda, salud y protección social para construir una salida sustentable a la precariedad.
En definitiva: la caída de la pobreza es una buena noticia desde lo estadístico, pero la fotografía social sigue mostrando un país atravesado por fragilidades estructurales, con millones de personas en situación de vulnerabilidad permanente.
Por: María Lorena Belotti







