Salud

Síndromes del Corazón Feliz y del Corazón Roto

Las emociones extremas como los disgustos y las alegrías pueden desencadenar un cuadro parecido a un infarto de miocardio llamado Síndrome de Tako-Tsubo

El síndrome de Tako-Tsubo se caracteriza por la aparición brusca de acinesia o hipocinesia de los segmentos medios y apicales del ventrículo izquierdo con hipercontractilidad basal debido a la liberación exagerada de adrenalina ante una situación estresante o una alegría extrema que produce un cuadro similar al de un infarto de miocardio.

Durante un evento emocional agudo, la hiperactividad de la amígdala (cerebral) se relaciona con un aumento repentino de catecolaminas que intervienen en la generación de este síndrome.

El nombre proviene de la semejanza del corazón, en la ventriculografía, con las vasijas que se usan para pescar pulpos (Tako-Tsubo, en japonés).

Es más frecuente el síndrome del corazón roto que el del corazón feliz, quizás porque se suelen vivir más intensamente las emociones negativas o porque estamos menos preparados para lidiar con ellas que con las positivas.

El Tako-Tsubo por estrés es más común en mujeres postmenopáusicas y el producido por alegría en hombres. 

Esta patología puede ser desencadenada por noticias sobre la muerte inesperada de un ser querido, un diagnóstico médico aterrador, perder o ganar mucho dinero, un divorcio, desastres naturales o una guerra.

Recientemente un hombre falleció por la alegría que le ocasionó la coronación de la selección argentina de fútbol en el mundial de Qatar 2022.

El cuadro clínico se caracteriza por presentar dolor de pecho, disnea, palidez cutánea, sudoración fría y cambios electrocardiográficos.

Hay un daño transitorio del músculo cardiaco a predominio del ventrículo izquierdo, lo que le confiere al corazón la forma de vasija.

Pero habitualmente revierte de forma completa, ya que no se obstruyen las arterias coronarias como pasa en los infartos.

Debe realizarse un electrocardiograma, un laboratorio con enzimas cardiacas, un ecocardiograma y los estudios que considere el cardiólogo según la evolución del paciente.

Puede complicarse con un edema agudo de pulmón, un shock cardiogénico, un accidente cerebrovascular e incluso la muerte.

Sin embargo el pronóstico es generalmente bueno, con una mortalidad menor del 5 %.

El tratamiento es como el del infarto hasta que éste diagnóstico se logra descartar.

Se continúa con medidas que intentan disminuir el estrés sobre el miocardio con inhibidores de la angiotensina, betabloqueantes o diuréticos.

Una vez que el paciente se recupera podría no necesitar medicación.

Dr. Moschino MN 113892

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