
Grupos más vulnerables al VIH: la alerta de ONUSIDA y los desafíos para la prevención
Mientras las nuevas infecciones por VIH caen a nivel global, no todos los grupos de población muestran la misma tendencia: ciertos colectivos continúan registrando incrementos preocupantes, lo que compromete los avances alcanzados en las últimas décadas. Así lo advierte un informe reciente de ONUSIDA, recogido en una nota de prensa del diario Ámbito.
Avances globales, pero focos de preocupación
Entre 1996 y 2024, las nuevas infecciones por VIH experimentaron una baja global del 61 %, y la mortalidad asociada cayó un 70 %. Esto representa un enorme progreso para la salud pública. Sin embargo y aquí radica el aviso de ONUSIDA y del artículo esa caída no es homogénea: algunos grupos siguen cargando desproporcionadamente con el peso de la infección.
Grupos con riesgo elevado
Según el informe citado por Ámbito, los colectivos con mayor vulnerabilidad hoy al VIH incluyen principalmente:
Hombres homosexuales o bisexuales.
Mujeres trans.
En algunos contextos, personas que usan drogas inyectables o practican trabajo sexual.
Entre 2010 y 2024, los casos de VIH entre hombres homosexuales y bisexuales pasaron de representar ~9 % a ~18 % de las nuevas infecciones un salto significativo. En cuanto a mujeres trans, el porcentaje creció de 1 % a 3 % en el mismo período.
El informe destaca que, fuera del África subsahariana, buena parte de los nuevos contagios se concentran en poblaciones marginadas es decir, en comunidades que suelen enfrentar barreras estructurales: discriminación, estigmatización, límites en el acceso a servicios de salud.
Factores que aumentan la vulnerabilidad
La razón por la cual estos grupos presentan un riesgo mayor no está dada por la orientación sexual o identidad en sí, sino por una combinación de factores: conductas de riesgo, exclusión social, barreras al acceso sanitario y estigmatización.
Algunos de los factores identificados son: relaciones sexuales sin protección, múltiples parejas sexuales, discriminación que dificulta el acceso a prevención o tratamiento, criminalización de ciertos grupos, precariedad social y exclusión sanitaria.
Cómo protegerse: prevención, derechos y acceso
El artículo de Ámbito y el informe de ONUSIDA en el que se basa plantean que para mantener y ampliar los logros en la lucha contra el VIH resulta clave reforzar tres pilares:
Asegurar inversión sostenible: la meta global exige unos 22 mil millones de dólares anuales, pero el financiamiento reciente fue un 17 % menor.
Garantizar derechos y acceso igualitario a servicios de salud, pruebas, tratamientos y estrategias preventivas.
Eliminar barreras sociales, legales y de estigma que marginan a poblaciones clave.
En otras palabras: la prevención del VIH no puede limitarse a campañas sanitarias, sino que debe abordarse también como una cuestión de derechos humanos.
Reflexión final: entre el optimismo y la alerta
Los datos muestran que la respuesta global al VIH dio pasos enormes en las últimas décadas: menos contagios, menor mortalidad. Pero esa mejoría no alcanzó por igual a todos los sectores. Para muchos especialmente los más vulnerables, marginados o discriminados la amenaza sigue viva.
El avance hacia la erradicación del SIDA como problema de salud pública requiere una mirada integral: que combine ciencia, inversión, equidad en salud, respeto de derechos y inclusión social. Si no, el progreso corre el riesgo de estancarse o retroceder.
Por: Loli Belotti




